sábado, 16 de octubre de 2010

Sin torta, pero con salchipapas

Por Miguel Silva Blanco: A solo unos días de haberla conocido, una noche cuando caminábamos juntos por el parque, me comentó que el 23 de septiembre era la fecha de su cumpleaños; entre mí dije: ¡qué fecha tan especial! -por lo de la primavera-. Algo vino a mi mente y pensé que ese día ella la pasaría en algún lugar diferente y como suele suceder, en familia, con amigos, torta y lujosos regalos.

Dicen que una fiesta sin los detalles tradicionales no es fiesta; tampoco un cumpleaños sin torta, sin invitados y sin regalos, no sería cumpleaños; y que si no haces la fiesta o si le faltó algún detalle, estarás en boca de la gente, no comentando tu aniversario, ni de tu felicidad, sino de las carencias y faltas -que según los amigos e invitados- no se los ha brindado, es decir: "dando mayor importancia a lo personal que a la persona misma".

Esa noche fuimos los dos a una conocida salchipollería del barrio, en la cual, la cena de cumpleaños fue un plato de salchipapas -su plato favorito-, no hubo ceremonia, ni sé de qué hablamos, lo cierto es que, ¡esa noche fue bendita! Desde entonces, frecuentamos ese lugar para comer "papitas".

Las cosas sencillas son hermosas y a la vez más sinceras. En la medida en que pasan los años nos damos cuenta de lo bonito que es la vida. Mi mejor regalo es desearle que sus sueños se hagan realidad cada día; que con la ayuda de Dios sea más útil a la sociedad y, sus proyectos se cristalicen en bellas realidades, que sirvan con amor a los demás, que le sirvan para realizarse en su vida, y que sean acciones hermosas y bellas, como ella lo es.

Pedir a Dios que derrame bendición sobre esa persona es el regalo más preciado que puedo dar. Un poco de provocativas salchipapas no hace extrañar la presencia de una torta; celebrar el cumpleaños entre dos es mejor que fiestas ostentosas y bullangueras porque nos permite una comunicación más íntima y sobre todo permite que la atención esté dirigida plenamente a la persona que se estima. Disfruté mucho esa noche al encontrar en nuestras miradas manifestaciones inequívocas de amor y correspondencia.

Digo que las cosas simples son las más sinceras porque desde aquella vez -tras ese detalle perfecto- se acrecentó nuestra amistad y mi cariño por ella; desde entonces, se nos hizo costumbre vernos siempre; y, espero hacer de esto el hábito de estar juntos en los momentos felices, como también en los malos momentos; dándonos apoyo, levantándonos la moral, enfrentando el devenir cambiante de la vida; juntos seguir celebrando muchos cumpleaños, por qué no otra vez, con el exquisito y suculento plato de salchipapas.

Hoy que culmino de escribir una más de mis "locuras vivenciales", recuerdo los momentos que pasé con ella; momentos llenos de alegría y hasta creo que le causé una tristeza. La vida es realmente bella y está llena de sorpresas, no interesa el cómo lo pasamos, sino el significativo detalle de esa fecha.

Al digitar estas últimas líneas siento el corazón alborotado y una dulce lágrima quiere escapar de mis ojos; pero la detengo para seguir gozando de la dulzura y emoción que la compartiré con ella cuando lea estas líneas que ella misma inspiró. ¡Feliz Cumpleaños!

2 comentarios:

  1. provecho, no comas mucha papa nomas

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  2. Amigo, talvez nunca sepas quien soy, pero debo decirte que diario reviso tu pagina y tambien tu Blog, siempre estoy pendiente y esperando que publiques nuevas locuras. Oie y se puede saber quien es la afortunada por quien los escritos???, ya pues Miguel cuenta...

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